THEATRUM MUNDI

Aparco las críticas cinematográficas para lanzarme a escribir unas líneas sobre mi próximo guión.

Esta mañana, como cada domingo, a eso de las 12 de la mañana salí a la calle para comprar el pan.

Al volver coincidí con una pareja en el ascensor. Debatían, casi discutiendo, sobre la manipulación que había ejercido el jefe de él sobre un compañero para que dejara el trabajo voluntariamente.

Me quedé muy sorprendido por la naturalidad con la que el joven hablaba del tema. Pero, sin embargo, él no parecía que hubiera hecho nada por prevenir a su compañero sobre la manipulación que sufría y de la que ,por definición, no era consciente.

Entonces me he puesto a pensar. Y después a hablar en voz baja me he puesto a escribir y he llegado a unas conclusiones que me han lanzado hacia un nuevo cortometraje.

Quiero partir de un punto que considero crítico. La ausencia de solidaridad social.

Es decir, testigos fehacientes de manipulaciones no son capaces de hacer nada al respecto. Los testigos, individuos que integran la sociedad, pueden «dese fuera» ser conscientes de un discurso manipulador sin hacer nada al respecto.

¿Por qué?

Teun van Dijk da mucha importancia al elemento social en la manipulación. Pero no termino de entender en que situación deja a los testigos:

≤≤ Las manipulaciones como prácticas comunicativas y  reflejos del abuso de poder siempre tienen una base triangular; el elemento social, el discursivo y el cognitivo. ≥≥

Testigos del opio
Testigos del opio

Estoy de acuerdo. No seré yo quien desmienta una teoría mil veces refutada.

Pero después me he puesto a pensar en la persuasión. Cuado la persuasión saca su traje de gala siempre hay voces rebeldes que dan otro punto de vista. Voces que no se escuchan en las manipulaciones de van Dijk.

Todas esas voces hablan y recomiendan a quien sienten está siendo persuadido que no se deje convencer. Todo es una treta, hay opciones más interesantes. Es una situación cotidiana y que mueve el mundo. Un engranaje de discursos, informaciones, enseñanzas e intereses que conforman un sistema social en el que hay que elegir continua y «conscientemente» por quien nos dejamos persuadir.Sin embargo esto no sucede con la manipulación.

Amigos, pienso que los testigos de manipulaciones que no hacen nada al respecto abandonan su identidad cómo tales para convertirse en víctimas. Víctimas de la misma manipulación de la que se sienten espectadores.

Una vez mas la dominación y el poder engendran desigualdad. Y testigos y víctimas se convierten en un rebaño en el que uno no habla por el miedo y otro porque preferir ser testigo a víctima. Ignorando que son la misma especie y que les espera el mismo. Lo que me recuerda al tópico literario THEATRUM MUNDI. Carácter representativo del mundo y de la vida, entendidos como escenarios dramáticos en que diversos actores -los hombres- representan los papeles de una obra ya escrita.

La teoría nos faculta para discernir entre bien y mal entre persuasión y manipulación. Sin embargo la práctica dice que no es así. Y que ante una figura de poder unos pagan y otros callan.

Tal vez y solo tal vez. Todo venga de una manipulación anterior, una manipulación superior que todos hemos aprehendido a respetar y que se convierte en cognitiva desde el primer cuento infantil con el que se descubre que el «rey» león «convence» al resto de animales para servirle.

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¿Convence o domina?

RubenYanes

«GOMINA»

https://vimeo.com/102947159

Este es mi último trabajo.

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Un fashionfilm/spot publicitario para promocionar la gira de los niños de La Voz Kids. La gira se llama «Tour Teens 2014» y las actuaciones de los jóvenes cantantes serán por todo el país.

Mi objetivo con esta gira es rodar un mediometraje documental sobre esta gira que posteriormente se estrenará en algunas salas y se reproducirá previamente a algunos concierto más de los niños

KAMIKAZE. Comedia VS tragedia

 Dirige Alex Pina, creador de series como Los Serrano y El Barco. Debuta con su primer largometraje.

 Película sorprendente y muy bien rodada. Han conseguido convertir Benasque y Cerler en la más pura y fría estepa rusa. Tensión, risas e incluso alguna lágrima garantizadas. ¿Se necesita más?

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 La película comienza con Alex García interpretando a Slatan, un superviviente a los conflictos en Karadjistan que, en aras de vengar la muerte de su hijo y de tantos inocentes de su pueblo a manos de los rusos, decide inmolarse en un vuelo de la aerolínea rusa. En ese momento la historia es puramente dramática y la tensión te sobrecoge. La fotografía y los planos de la primera secuencia consiguen un clima que me recuerda a Munich, Spielberg (2005). A partir de ahí,  todo cambia y se empiezan a mezclar géneros, más o menos acertadamente, pero siempre con buena imaginación.

 El plan de Slastan se ve truncado cuando, debido a algunos problemas meteorológicos, el avión no puede despegar. Es entonces cuando Slatan acaba incomunicado en un hotel perdido en la nieve junto a los demás pasajeros, interpretados por grandes como Eduardo Blanco, Verónica Echegui, Hector Alterio, Leticia Dolera, Ivan Massagué o Carmen Machi, quienes hacen que la película te transporte continuamente de la risa a la tristeza.

Así encontramos a un Eduardo Blanco, genial  en el típico personaje de tipo majo y afable argentino. Este aporta los toques más cómicos de la película y la relación de personajes que se establece entre él y Alex García es atrayente por la antítesis que provoca. Después de ese contraste, le ves actuar junto a Carmen Machi,  y entonces ya te puedes echar a reír. Se podría hacer una comedia solo con esta pareja. Los dos se salen. La verdad que Carmen Machi no para de currar.  Aparece en Ocho apellidos vascos y también lo hará en Perdiendo el norte. Los directores están creyendo en ella y no se puede negar que es muy buena.

Verónica Echeguí, está muy bien, le saca mucho partido a su papel y se ajusta perfectamente. Pero le toca un personaje demasiado arquetípico para mi gusto,  lo cual es una pena. Se nota que hay química entre ella y Alex García, y eso le viene genial al film. Pero las escenas íntimas y como son introducidas me pareció un poco forzado.

 Leticia Dolera e Iván Massagué interpretan una pareja de recién casados muy contrastada que aporta toques cómicos, pero estos personajes están poco trabajados para el peso que tienen. Me hubiera gustado que se les describiera un poco más o, en su defecto,  que intervinieran menos.

 Pero si alguien merece especial atención ese debería ser Alex Garcia con su interpretación del protagonista proveniente del Karadjistan. Con su personaje principal  se lleva la mejor parte en cuanto a dirección de actores. AlexGarcía lleva el personaje a un punto óptimo, y lo del acento eslavo es la guinda para una interpretación muy buena. Me lo creo.

 El final fue lo que me disgustó, no está a la altura del resto de la película y el dramatismo de la secuencia no cuadra con el que tienen los personajes. La verdad que cuando lo vi en el cine me sentó hasta mal el final. Después, analizándolo, fríamente me pareció menos malo.

En definitiva salí contento del cine, contrariado por el final pero contento.

RubenYanes

Hollywood repartió los Óscar con más desilusiones que sorpresas.

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Una vez más el Dolby Theatre se engalanó para la 86 Edición de los Premios Oscar. Las quinielas hablaban a favor de cintas como 12 años de esclavitud o Gravity y de papeles como el de Sandra Bullock o el de Leonardo Di Caprio, pero la pistola no apuntaba a todos y este último se fue a casa con las manos vacías. Y parecía que después de haber convencido al viejo Scorsese para hacer El lobo, podía caer por ser su cuarta nominación; sobre todo, después de dos como protagonista y una de reparto. Pero no fue así. Seguro que antes de salir de su casa, apurando la última copa, Leonardo pensaba que se lo podía llevar. Pero recordando que por Titanic no fue ni nominado, se podía intuir que este año tampoco ganaría. No se lo darán hasta que haga de pobre, feo o desgraciado.

Sin embargo, sí hubo estatuilla para McConaughey. El Texano lo merece por su papel en Dallas Buyers. La película está basada en una historia real sobre Ron Woodroof (Matthew McConaughey), quien en 1986 recibió la desgarradora noticia de que padecía sida y no le quedaba más de un mes de vida.

El film no ha tenido mucha repercusión fuera de EEUU, entre otras cosas, por acercarse más al cine independiente que al comercial y por tener un bajo presupuesto. Pero sí que ha despertado el afecto de los académicos después del triunfo de McConaughey y el de Jared Leto como actor secundario. También se llevaron el Óscar al mejor maquillaje. Sorprendente, sobre todo porque el presupuesto para ello era de 250 $. Bien hecho señores. Algunos “expertos” cobran eso por solo una sesión.

El triunfo de la noche se lo repartieron 12 años de esclavitud, con tres premios y Gravity, con siete estatuillas, entre ellas la de mejor dirección para Alfonso Quaron.

El resto de premios fueron esos de los que nunca te acuerdas; efectos especiales, efectos sonoros, montaje… y el de fotografía, que fue una gran decepción para mí. Esperaba que se lo llevara el maestro Javier Aguirresarobe por su buen trabajo en Blue Jasmine.

En fin, que Gravity, muy homenajeada pero perdió el premio gordo, uno de los tres que se llevó 12 años de esclavitud: premio a mejor película, además de guión adaptado y actriz de reparto. Uno de los más impredecibles de la noche, y que fue a parar a Lupita Nyong´o, actriz keniata que, con su primera película, se ha ganado al público. Hasta ahora era una auténtica desconocida en Hollywood y ha sido Steve McQueen quien le ha brindado la oportunidad de estrenarse en la gran pantalla para brillar con la interpretación estremecedora de la esclava Patsey, con la que ha logrado transmitir emociones de puro dolor y solo con miradas. Si consigue aprovechar el tirón dará que hablar.

Y la mujer triunfadora de la noche fue Cate Blanchett. Su premio estaba cantado, tan cantado que perdió emoción. Pero es que si había un premio merecido era este. Subió al escenario, recogió su premio y antes de irse dio las gracias a Woody Allen, que sigue con su costumbre de no ir a las galas porque se queda tocando el clarinete. Se llevo su segunda estatuilla. La primera la consiguió por su papel en El aviador bajo la dirección de uno de los losers de la noche, Martin Scorsese. Lo siento Martin, de verdad que lo siento. Te merecías por lo menos el de mejor guión adaptado, pero 12 años era muy dura competencia.

Yo te lo habría dado
RubenYanes.

Febrero se fue, cargado de nuevas, y yo tarde.

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Arrancar con este espacio nada más cerrar el mes de febrero no es tarea fácil. Empezando por los Goya y acabando por últimos estrenos como Nebraska se podrían llenar páginas y páginas.

Solo hay dos cosas que realmente me han gustado este año en lo que compete y rodea a los Goya.

En primer lugar, el premio a Roberto Álamo como mejor actor de reparto. Me ayuda a creerme un poquito los premios. Y es que la interpretación del madrileño en la película no es para menos. Sorprende ver que un tipo duro como Roberto Álamo se baje de la Harley y se quite la chupa de cuero para interpretar a Benjamín. Un personaje fundamental en la tragicomedia de Sanchez Arévalo que representa a la perfección el difícil equilibrio entre comedia y drama. Es un personaje que te puede hacer reír y llorar en una misma secuencia. Por su apariencia engaña pero siempre resulta ser más inteligente de lo que esperas. Acaba siendo el personaje más cuerdo del film.

El resto de lo acontecido la noche de los Goya. Excepto por las botellitas De Moët, no dio más de sí. Salvo el aplauso de Sandra Martín, de La Gran Familia Española, actriz que eche mucho de menos entre las nominadas a Revelación. En fin, que con ese efusivo aplauso dijo sin palabras lo que todos pensábamos: “Me aburroooooooo”.

En lo que a películas se refiere, recomiendo las siguientes en orden ascendente.

Nebraska, la última de Alexander Payne, el gran autor de Los descendientes  es un viaje al corazón de la Norteamérica profunda con formato de road movie. No terminé de identificarme con el guión, quizá porque los conflictos de los personajes principales están más de fondo de lo que me gustaría. Sin embargo el color, la fotografía y el montaje son un acierto total. A través de un itinerario de más de mil kilómetros, desde Montana hasta Nebraska, Woody (Bruce Dern) y su hijo David (Will Forte) se conocerán más de lo que lo han hecho en toda su vida compartiendo sus experiencias en un extraño viaje en busca de un millón de dólares hasta Nebraska. El anciano, enloquecido por años de alcoholismo, está contando sus últimos días torturado por su “graciosa” mujer Kate (June Squibb), que aboga por ingresarle en una residencia. En contra del criterio de su madre, David decide revivir anécdotas y tener un reencuentro con ese anciano de blanca barba y mirada perdida.

El lobo de Wall Street. Quizá es porque siento una profunda admiración por Scorsese. Sobre todo desde que se dedica a hacer documentales con los Rolling Stones. Recomiendo indiscutiblemente Shine a light. La película es magnífica en casi todos los aspectos. Es cierto que es larga y que la misma historia se podría contar con 60 minutos menos. Pero vaya, si puedes tener a la gente viendo interpretar a Di Caprio una hora más, ¿por qué no hacerlo? Los personajes están muy bien trabajados y diferenciados. Y el ritmo al que evolucionan es totalmente coherente  con el desarrollo de la película. Está bien que sea así porque el director dedica casi un tercio del tiempo a presentarlos.

He leído que es una crítica sutil hacía las mafias, bancos y Wall Street. Sin embargo, en mi opinión es de todo menos sutil. Al final te quedas un poco con la engañosa sensación de: “¡eh, yo también podría forrarme si trabajara en bolsa!”. Como punto negativo cabe resaltar que se pasan con el abuso de las drogas. No me creo que un tío que está drogándose 15 horas al día pueda madrugar después de mega fiestas para motivar a sus empleados. Se olvidan un poco de la parte más biográfica. Como secuencia favorita me quedo con la de Matthew McConaughey y Leonardo Di Caprio. Mark Hana (McConaughey) colocándose en un restaurante insta a Di Caprio a golpearse en el pecho al ritmo que tararea una melodía. Mientras le desmenuza las claves para triunfar en Wall Street: putas y cocaína.

Por último Blue Jasmine. Mejor de lo que me esperaba cuando entré al cine. Pensaba que iba a ver algo más propio de Woody Allen, que con todas las películas que venía haciendo últimamente no daba a basto para hacer grandes obras.

Esperaba largos planos secuencia y el humor peculiar de Allen; sin embargo, el ritmo de la película está mucho mas cuidado. La historia no va por la vertiente más cómica, sino por el terreno del drama en el que Allen se desenvuelve igual de bien. La duración de cada plano está pensada al milímetro. Y sobre todo Cate Blanchett aparece magnífica. Consigue que su interpretación supere su belleza. Te quedas mirándola porque realmente te crees a su personaje. Nadie como Woody Allen podría sacarla tanto partido. Y seguramente haya sido por su condescendencia y por dejarla trabajar libremente. He leído que no vio el casting, ni quería conocerla hasta empezar el rodaje. Fue la actriz y modelo la que pidió hablar con Allen para preparar el papel. Al final, todo se quedó en una llamada de teléfono.

En resumen, es una película directa y que despierta emociones muy distintas. Jasmine por momentos suplica que te identifiques con ella… y lo haces, porque realmente lo está pasando mal. Sin embargo, cuando la ves tratar a su hermana (Sally Hawkins) te parecen desmesurado sus desprecios hacia el novio de esta (Bobby Cannavale). Aunque realmente si mi marido arruinara mi lujosa vida y me hiciera abandonar Nueva York en su estado más ostentoso para acabar en San Francisco cerca de los 50, alejada de cualquier similitud con el glamur, y bebiendo vino barato quizá también odiaría al género masculino.

Muy buena dirección de fotografía a cargo del español Javier Aguirresarobe Zubía. No sabía que el era el director y realmente me alegro mucho saberlo. Sobresaliente el color, las texturas y la composición, además del vestuario y localizaciones.
Como lado negativo, Alec Baldwin, que cada día me gusta menos.

RubenYanes