Hollywood repartió los Óscar con más desilusiones que sorpresas.

Imagen

Una vez más el Dolby Theatre se engalanó para la 86 Edición de los Premios Oscar. Las quinielas hablaban a favor de cintas como 12 años de esclavitud o Gravity y de papeles como el de Sandra Bullock o el de Leonardo Di Caprio, pero la pistola no apuntaba a todos y este último se fue a casa con las manos vacías. Y parecía que después de haber convencido al viejo Scorsese para hacer El lobo, podía caer por ser su cuarta nominación; sobre todo, después de dos como protagonista y una de reparto. Pero no fue así. Seguro que antes de salir de su casa, apurando la última copa, Leonardo pensaba que se lo podía llevar. Pero recordando que por Titanic no fue ni nominado, se podía intuir que este año tampoco ganaría. No se lo darán hasta que haga de pobre, feo o desgraciado.

Sin embargo, sí hubo estatuilla para McConaughey. El Texano lo merece por su papel en Dallas Buyers. La película está basada en una historia real sobre Ron Woodroof (Matthew McConaughey), quien en 1986 recibió la desgarradora noticia de que padecía sida y no le quedaba más de un mes de vida.

El film no ha tenido mucha repercusión fuera de EEUU, entre otras cosas, por acercarse más al cine independiente que al comercial y por tener un bajo presupuesto. Pero sí que ha despertado el afecto de los académicos después del triunfo de McConaughey y el de Jared Leto como actor secundario. También se llevaron el Óscar al mejor maquillaje. Sorprendente, sobre todo porque el presupuesto para ello era de 250 $. Bien hecho señores. Algunos “expertos” cobran eso por solo una sesión.

El triunfo de la noche se lo repartieron 12 años de esclavitud, con tres premios y Gravity, con siete estatuillas, entre ellas la de mejor dirección para Alfonso Quaron.

El resto de premios fueron esos de los que nunca te acuerdas; efectos especiales, efectos sonoros, montaje… y el de fotografía, que fue una gran decepción para mí. Esperaba que se lo llevara el maestro Javier Aguirresarobe por su buen trabajo en Blue Jasmine.

En fin, que Gravity, muy homenajeada pero perdió el premio gordo, uno de los tres que se llevó 12 años de esclavitud: premio a mejor película, además de guión adaptado y actriz de reparto. Uno de los más impredecibles de la noche, y que fue a parar a Lupita Nyong´o, actriz keniata que, con su primera película, se ha ganado al público. Hasta ahora era una auténtica desconocida en Hollywood y ha sido Steve McQueen quien le ha brindado la oportunidad de estrenarse en la gran pantalla para brillar con la interpretación estremecedora de la esclava Patsey, con la que ha logrado transmitir emociones de puro dolor y solo con miradas. Si consigue aprovechar el tirón dará que hablar.

Y la mujer triunfadora de la noche fue Cate Blanchett. Su premio estaba cantado, tan cantado que perdió emoción. Pero es que si había un premio merecido era este. Subió al escenario, recogió su premio y antes de irse dio las gracias a Woody Allen, que sigue con su costumbre de no ir a las galas porque se queda tocando el clarinete. Se llevo su segunda estatuilla. La primera la consiguió por su papel en El aviador bajo la dirección de uno de los losers de la noche, Martin Scorsese. Lo siento Martin, de verdad que lo siento. Te merecías por lo menos el de mejor guión adaptado, pero 12 años era muy dura competencia.

Yo te lo habría dado
RubenYanes.

Deja un comentario